sábado, 4 de agosto de 2012

La Vida dentro de los Campos de Concentración



    El recién llegado al campo, entra en un mundo extraño, el cual no conoce y que con el tiempo se dará cuenta de que nunca desearía haber conocido, y que además  que se rige por leyes propias, inhumanas y deplorables sin justicia ni derechos. La vida que llevaba fuera del campo, deja de existir, es privado de su vestimenta civil y de todas sus pertenencias personales, es rapado y debe vestir un uniforme de preso. Se le tatúa un número en el brazo, que desde ahí comienza a ser su nuevo nombre.

(Imagen de afuera de un campo de concentración) 



   La vida cotidiana en los campos de concentración se caracterizaba por la  total carencia de la alimentación y la vestimenta, el alojamiento en albergues más que precarios, unas condiciones higiénicas espantosas, la formación en filas durante horas y en cualquier tiempo, y sobretodo el trato inhumano infringido por los guardias alemanes.


                   (Foto de hombres en los albergues en los cuales pasaban sus noches como prisioneros)


   Los prisioneros que no cumplían las ordenes, eran brutalmente castigados, desde la privación de comida hasta la horca, pasando por azotes y celdas que eran tan estrechas que sólo permitían estar de pie, creaban  un ambiente de terror dentro de los campos. 

   Pasado los tres a seis meses como máximo, el preso se halla al final de sus fuerzas. Si no fallece o si no comete suicidio por desesperación, es clasificado como no apto para el trabajo,  entonces muere por la aplicación de una inyección de fenol o es enviado a las cámaras de gas.


(Campo de Concentración, 1945, hombres desnutridos) 


    Sólo quien es capaz de conseguir un puesto en la administración del campo, en la enfermería o en la cocina tiene una posibilidad de sobrevivir. Más de un millón de personas de todas las naciones murieron en los campos de concentración.


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